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Con la Camelia estamos ante una de las flores románticas
por excelencia. Además, la Camelia es una planta a la que le siente divinamente
el invierno y que hará rejuvenecer a nuestros jardines en esa temporada.
Existen múltiples variedades de Camelias entre las que encontrarás seguro la que más se adapta a ti,
a tu decoración o a tu jardín.
Originarias de Asia tropical, las Camelias tienen un
follaje oscuro. Su florescencia es majestuosa, lo más habitual en primavera
pero también en otoño. Las Camelias son unos arbustos persistentes ideales en
climas dulces y oceánicos. La altura de estos arbustos, a veces árboles, varía
entre 1 a 10 metros. Las flores de la Camelia (que pueden recordar a los rosas
o a los claveles) son simples o dobles, en colores que van del blanco al rosa.
Entre los pocos arbustos que se muestran en todo su
esplendor durante la mala temporada, las Camelias ofrecen al jardinero una
paleta inconmensurable de variedades capaces de adornar de flores los jardines
desde otoño hasta la llegada de la primavera. Estas plantas de hojas
persistentes, verdes y brillantes, contribuyen a componer un telón de fondo
refinado que realza las diferentes escenas del jardín.
Las Camelias necesitan una tierra ácida, flexible y no
demasiado seca. En su defecto, cava un hoyo y rellénalo con un substrato ácido
y ligero. En una tierra pesada y muy húmeda, piensa en plantarlos sobre una
loma para perfeccionar el drenaje. Si no, puedes también instalarlos en grandes
macetas, que también les irán muy bien. Así como las hortensias, las Camelias
no llevan bien la salida del sol, debido
a los cambios rápidas de temperatura en el momento de una helada seguidas de un
tiempo soleado.
Cuidado también con las nevadas. En ocasiones las hojas y las
yemas de la flor están cubiertas por la nieve y esto hace que las ramas venzan
y se tuerzan. Es aconsejable quitar estas capas de nieve y liberarlas.
Vamos a continuación a mostrarte las variedades de
Camelias más destacadas. Por ejemplo, las variedades de “Camellia sasanqua”
presentan un follaje más fino y flexible y con flores abundantes, pequeñas y, a
menudo, muy perfumadas. Otras variedades destacables son las japonicas, que
tienen una silueta menos elegante, pero un follaje más opulento, majestuoso,
con grandes flores.
Los híbridos de Camelia williamsii se hacen notar
principalmente hacia finales de invierno con una abundante florescencia que
enmascara en ocasiones incluso al follaje. La belleza de sus flores y lo bien
que soportan el frío son otras de sus características.