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Los lirios habitan las zonas más templadas del hemisferio
norte del planeta. Los podemos encontrar en América del Norte, Europa, norte de
África y Asia. Su distribución no se ve afectada por la altitud porque podemos
encontrarlos desde el nivel del mar hasta las altas cumbres alpinas.
Los lirios se dividen en dos grupos principales, los
bulbosos y los rizomatosos. Estos últimos son los más abundantes y se
caracterizan por su propagación mediante un tallo subterráneo que se extiende
bajo el suelo en dirección horizontal. Este tipo de lirios pueden llegar a ser
considerablemente altos, hasta 90 centímetros, de forma que, en su estado
natural, sobresalen por encima del estrato herbáceo. Las variedades bulbosas
son menos abundantes que las de rizomas y suelen ser más pequeñas aunque algunas
puedan alcanzar los 60 centímetros de altura.
Entre los lirios con rizomas tenemos los aristados y los
no aristados. Los del primer grupo se suelen dividir en 3 tipos según su talla,
los altos (de más de 75 centímetros, que floran a finales de primavera), los
medianos (entre 22 y 75 centímetros, con floración a mediados de primavera) y
los enanos (menos de 22 centímetros que floran a principios de primavera).
Entre los no aristados tenemos variedades de floración de primavera y verano
hasta los de floración invernal, y los de tipo acuático que viven en zonas
pantanosas. Por parte de los lirios con bulbos tenemos cuatro grupos
fundamentales, los Reticulata, enanos, los Juno, con unos bulbos
característicos, los Xiphium, de floración estival y popular para flor cortada,
y los poco conocidos bucharica y aucheri.
Para cultivar los lirios deberemos tener en cuenta qué
tipo de planta tenemos entre manos, si se trata de una bulbosa o de una tipo
rizoma. Para los bulbos deberemos aplicar la técnica que es común a este tipo
de plantas. Debemos escoger un suelo ligero y permeable para evitar la
putrefacción de los bulbos. Mejor a pleno sol para favorecer el crecimiento.
Plantaremos los bulbos a unos 10 cm de profundidad, a comienzos de otoño.
Después habrá que aplicar riego con moderación y esperar hasta la floración en
primavera. Pasada esta época, una vez marchito el follaje, podremos desenterrar
los bulbos, dividirlos y guardarlos en lugar seco y fresco para plantarlos de
nuevo en otoño. Para los lirios rizomatosos usaremos también un suelo permeable
y una zona de mucho sol. Plantaremos los rizomas entre finales de verano y
principios de otoño, cuando se hayan marchitado las flores y el suelo aún está
húmedo. Deberemos enterrarlos y esperar hasta la floración para volver a
iniciar el ciclo.
Virosis: Virus que pueden producir mosaicos. Combatir los
pulgones que son los transmisores de la enfermedad y destruir las plantas
afectadas.
Al parecer, comenzaron a cultivarse desde tiempos
remotos, habiendo existido en jardines hace 3.000 años. Los diseños florales,
especialmente de lirios, hicieron su apariencia y llegó a ser muy popular en la
dinastía decimoctavo de Egipto.
Se reproducen principalmente por medio de Bombillas.
Ellos también son crecidos de semillas, las escalas, bulbils y bulblets.
Aunque los lirios crecidos de semillas sean más
resistentes a las enfermedades, la única desventaja con lirios crecientes de
semillas es que las plantas de lirio toman un tiempo más largo en florecer,
puede ser a veces de cinco a seis años. De ahí, las bombillas son preferidas
para crecer lirios.
Los lirios son plantados generalmente durante el otoño o
la primavera en el jardín. También pueden ser cultivados en maseteros. En
tierra fresca, porosa y con buen drenaje es esencial para su crecimiento.
Agregando cantidades grandes de materia orgánica mejorarán la arcilla o tierras
de hoja. Las bombillas permanecerán en el lugar durante varios años, así que
preparación buena de la cama es una inversión para el futuro.
La ubicación ideal para los lirios será un sol directo
por toda la mañana durante el verano, con sombra parcial durante las horas más
calurosas de la tarde.
Al seleccionar bombillas, se debe plantar inmediatamente.
El espaciamiento apropiado es generalmente 12 a 18 (30 a 45 centímetros)
pulgadas, pero varía según la variedad seleccionada.
Tan pronto como la tierra ha llegado a ser calentada
coherentemente durante la primavera, aplicar una capa de 3 pulgadas de pajote
orgánico alrededor de las plantas. El pajote conservará la humedad de la tierra
y mantendrá una temperatura estable (no demasiado caliente) durante el verano.
No requieren un regado diario, pero al regar debe
asegurarse de regar profundamente suficiente en alcanzar la bombilla. Se debe
alimentar a las plantas con un abono equilibrado cada pocos semanas durante la
época de cultivo, evitar abonos de alto-nitrógeno.
Es necesario retirar las partes podridas cuando aparecen.
También, quitar tallos y follaje cuando hojas llegan a ser amarillas. El pajote
debe ser quitado a finales del otoño. Además, mantener los lirios que florecen
quitando flores como ellos destiñen. Esto previene a la planta de gastar toda
la energía que produce en semillas.
Enfermedades de los lirios
Heterosporiosis: Manchas alargadas en hojas de color
grisáceo con el contorno pardo-rojizo. El hongo responsable es Heterosporium.
La enfermedad se puede combatir con la destrucción de hojas enfermas, no
replantar sin previa desinfección y tratamientos con fungicidas cúpricos u
orgánicos.
Septoriosis: Hojas con manchas blanquecinas o amarillas o
pardas también, redondeadas o alargadas, de hasta 1 centímetro, las cuales se
reúnen pudiendo llegar a invadir y secar toda la hoja. El hongo es Septoria. La
enfermedad se puede combatir con la destrucción de hojas enfermas, no replantar
sin previa desinfección y tratamientos con fungicidas cúpricos u orgánicos. Manchas en las hojas: Diversos hongos como Alternaria,
Phyllosticta o Ascochita producen manchas diversas que se pueden prevenir por
medio de fungicidas cúpricos aplicados preventivamente cuando las condiciones
de humedad y calor sean favorables al desarrollo de estos parásitos.
Moho gris: En ambiente demasiado húmedo puede
desarrollarse el hongo Botrytis cinerea, invadiendo hojas y flores. Además de
evitar el exceso de humedad, se deben arrancar y quemar las hojas y flores que
presenten indicios del moho y proteger las restantes con fungicidas.
Pudrición del cuello: El tallo de los Lirios puede ser
invadido a nivel del suelo por el hongo Sclerotium, que origina la podredumbre
del mismo. Las hojas de las plantas enfermas aparecen ennegrecidas por la
punta. Arrancar y quemar las plantas enfermas y desinfectar la tierra.
Fusariosis: Las hojas y demás órganos aéreos de la planta
se marchitan y mueren a consecuencia del hongo Fusarium oxysporum, que afecta
especialmente a la zona del cuello. Arrancar y destruir las plantas infectadas.
Evitar el exceso de humedad y de materia orgánica y corregir la acidez mediante
encalado.
Grangena: Tanto los rizomas como los bulbos pueden ser
atacados por hongos del género Sclerotinia, ocasionando la destrucción de los
tejidos.